Declaración de amor a Zatlina

Desde anoche que me metí en mi cama no me han abandonado los nervios. Apenas conseguí dormir un par de horas. Pero no hace falta cerrar los ojos y reposar, para soñar con Zatlina. Estoy tan enamorada de ella que imaginarla a mi lado se ha convertido en un sueño de fantasía sin importar que este dormida o despierta.

Esta mañana le envíe un mensaje deseándole un bonito día, como lo hago siempre. Me encanta que me responda añadiendo el Emoji besucón y el de una sirena, porque ella dice que me parezco a Ariel, la sirenita de Disney.

Intenté desayunar, pero no sentí hambre suficiente como para terminarme una sopera de cereal. No dejaba de pensar en las cinco de la tarde, ya quería verla. Los jueves no coincidimos en ninguna clase, sin embargo, estamos juntas en un proyecto de química y nos vemos durante las tardes en su casa para trabajar.

El plan para hoy es declararle mi amor. Estoy segura de que me ama igual que yo a ella. Es cariñosa y buena conmigo desde que nos conocimos, y más de una ocasión he captado sus indirectas. Tanto así estoy segura, que siento probable que con mi declaración de amor arruinaré su plan de hacer lo mismo. Lo siento por ella, pero yo ya estoy decidida a dar el primer paso, no aguanto un día más viviendo sin poder besar sus labios, derritiéndome las entrañas cada vez que siento su aroma, apretando la garganta para evitar gritarle que la adoro mas que a nada ni a nadie en este mundo.

En este momento estoy en el parque frente a su casa, son las cuatro de la tarde. Zatlina llega a su casa antes de las cinco, después de que termina su clase de piano.

Tengo listo para ella un bonito collar de plata con un dije de una libélula, sé que le va a fascinar. Mientras la espero puedo planear como decirle lo que siento. Por supuesto ella debe saber que soy homosexual. Nunca se lo he dicho, pero supongo que es algo fácil de advertir, ¿o no?

¿Y si ella no sabe? Tal vez soy solo una amiga para ella, y jamás podre ser algo más. Aunque, esos abrazos que me ha dado se han sentido tan extraordinarios; nadie abraza así a sus amistades. Al menos que ella sea muy cariñosa con todo mundo. ¿Y si ella no es homosexual? Me va a dejar de hablar, se asustará y se alejará de mí. ¿Y si se molesta? Podría echarme a puntapiés de su casa lanzándome el collar con la libélula en la cara.

¡Demonios!, ahora estoy cien veces mas nerviosa que anoche. Mejor me voy a mi casa y le diré que me sentía mal. Lo malo es que estoy frente a su casa, lo peor es que no tarda en pasar su coche y no hay manera de esconderme.

Bueno, solo me estoy haciendo nudos en la cabeza. Todo saldrá bien. Mi corazón me asegura que mi amor por Zatlina es reciproco. Aunque, ¿Cuántas veces se han equivocado los corazones? Ese es el órgano más estúpido que tenemos en el cuerpo, el bueno para estas cosas del amor es el cerebro, él utiliza el raciocinio, las matemáticas. Y por probabilidad y estadística, Zatlina me va a rechazar, lanzará un insulto homofóbico acompañado con una bofetada, quebrando así, mi estúpido corazón.

Tendré que comenzar el proyecto de química yo sola. Los maestros y alumnos de la universidad se enterarán y seré su motivo de burlas, barrerán el piso con mi autoestima. ¿Cómo me fui a enamorar de Zatlina? Apenas la conocí este semestre. Ella tan popular, y yo, una lesbiana reservada e introvertida.

Su voz, escucho su voz. Me atrapó sentada aquí, en una banca del parque frente a su casa. Viene hacia mí. Sonriente y hermosa, pero diabólica.

—Hola, ¿Ya estas lista? —me pregunta.

—¡Vete a la mierda Zatlina! Toma —Le lanzo el collar a los pies —¡perdón por amarte! Pero, no tienes por que ser así con las personas. ¿Cómo iba yo a saber que tu no eras lesbiana? Soy una estúpida, pero tú, eres maquiavélica.

Me giro y camino lejos de ahí, me seco las lagrimas e intento evitar mis sollozos de dolor. Soy una idiota, aunque mas idiota es mi cerebro. Siento la mano de Zatlina en mi mano. Me jala para topar su mirada con la mía. En sus ojos verdes hay ternura. Su mente claramente comprendió todo lo que mi corazón quiso decir, e ignoró las palabras que salieron de mi boca. Se me acerca despacio, y me besa. Su sabor dulce supera las expectativas que tenía.

Nota para mi interior: Corazón, perdón por no confiar, para la próxima, tu habla primero. Cerebro, tu te callas.

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