No he dejado

DISFRUTA EL AUDIO DE LA NARRACIÓN ESCUCHANDO CON EL CORAZÓN:

No he dejado

No he dejado de escribir porque la musa se divorciase de mí, no es por eso, no.

No me ha dejado que no, ahora es una silenciosa relación, que no permite crear nada al estar entristecidos del corazón. Y a pesar de que deseo que la tinta salga de la pluma, porque tengo tanto que decir, porque repleto de palabras estoy: palabras de dolor, indignación, también de esperanza y de mucho amor, se quedan sin salir. Estas palabras necesitan ver la luz, pero las amargas hieles, las oscuras sombras del momento les impiden salir.

Cuando, tu piel es un saco de golpes, lo único que buscas es abandonarte en cualquier solitario lugar, sólo quieres que te olviden, para que la sal de tus lágrimas pueda curar y cicatrizar las heridas, porque quieren dejar de sangrar, pero siempre hay alguien que además de dañar quiere que las heridas sigan abiertas para que no cierren jamás. Que cruel e indignante injusticia la de aprovechar el momento de lo políticamente correcto, castigando desde el extremo cruel en vez de buscar lo justo, la mitad, el equilibrio, el camino del medio.

Somos muchos los heridos, se está creando una nueva empobrecida clase social, triste, castigada, esclavizada e injustamente olvidada: los divorciados. Nos imponen abusivas sentencias en estos duros tiempos de crisis. Los jueces no suelen fijarse en la mala vida que te queda, sólo miran cifras sin preocuparse si vas a poderlo pagar. Acabas mal, muy mal, el día es sólo para trabajar, para acumular deudas y miseria, con suerte puedes pagar, con dificultad, mucha dificultad, una triste habitación, para comer lo que sea, lo que se pueda. De comprar ropa o zapatos ya ni hablamos, eres un total picaresco fidalgo quevediano.

Somos una clase de esclavos olvidados…

Es duro hablar con compañeros en la misma situación y decir que estarías dispuesto a que te encarcelasen por un poco de paz y tranquilidad, porque ya nadie te reclame nada, ni la ex, ni los morosos que el divorcio te ha acarreado. Es duro tal pensamiento, pero te sientes como criminal, con la negra togada justicia hostigándote por donde vas.

¿Qué hice, qué crimen cometí? Sólo di mi vida, todo mi amor, trabajaba todo el día para y por la familia en esos buenos tiempos, pero cuando el dinero por la puerta no entró, por la ventana el amor se escapó. No es justo cuando lo has dado todo, el divorcio me dejó malherido, con los bolsillos vacíos y así seguimos…

 Exiliado del hogar, sólo tengo la esperanza por bandera, disfrutar de las cosas sencillas: de los amaneceres, mientras algún gorrión come pequeñas migas de pan, de la dulce sonrisa de un niño, de una buena charla con algún amigo, y de encontrar en la música un poco de consuelo.

La música, mi fiel compañera, sólo ella es la que consigue alejarme de estos momentos tan amargos llevándome lejos, muy lejos a un lejano universo donde el tiempo no cuenta, donde el alma se olvida de esta hielada realidad.

 Lloro al escuchar a Bob Dylan, mientras algo desconocido golpea acariciando a la vez los tiempos verbales de mi vida. Veo la foto de la portada del Disco de Dylan “The Freewheelin” como en puro pasado imperfecto. Una joven pareja, sus manos sujetándose por las caderas, la cabeza de ella apoyada en el hombre del novio caminando hacia un desconocido futuro. De joven también viví esos abrazos a esa chica con sabor a futuro esperanzador, pensando en planes bonitos, pero… éramos tan jóvenes teníamos tanto amor, tanta ilusión, pero…

Alguna amarga y desconsolada lágrima se derrama sobre mis pasados, pero ya ésto no tiene remedio, aquella vida se esfumó, quizás nos equivocamos. Ahora no me imagino ni en ese pretérito con ella, veo que no fue amor lo que ella sentía, simplemente fue un accidente en un mal cruce de caminos.

Acaricia el aire una romántica melodía… Llora mi triste alma alegrándose a la vez, porque lo más grande que me queda, mi recién conocida libertad, me susurra al oído: cambia de pretérito, es hora de conjugar en presente disfrutivo los verbo sentir, amar, vivir…

Luce un nuevo amanecer, la vida es un regalo. La rasgada voz de Dylan me despierta, me visto con una fresca sonrisa porque hoy, mi querida libertad, tenemos que sentir, vivir, amar…

Que suerte haberte encontrado, vamos mi amor, caminemos abrazados, cubrámonos de besos y pasión, nada ni nadie nos separará jamás, porque:

Mi vida, mi querida libertad: I love you, tú nunca me dejarás.

AUTOR: SANTIAGO CERRO, EL GORRIÓN DE LAS ONDAS.

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6 Comentarios

  1. Cuando un relato está basado en un hecho real, siempre supera a la ficción. Me encanta como has cambiado el tiempo en los verbos y te dejas seducir por lo único que realmente importa, el presente. Gracias Gorrión por él relato con la locución que como siempre, es fantástico, Un abrazo enorme. 🙂

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    1. Muchas gracias Rebeca por tus valiosa palabras en tu presente… A veces no sé si escribo ficción real o realmente una realidad ficcionada… El caso que sólo sé que no sé nada… Gracias reina.

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    1. Gracias María José por tus palabras, hubo un parón de ocho años que dejé apartadas las letras porque la tinta me la robaron y sólo me daban hiel… Siempre me gusta contar la real realidad, o ficción realizada, pero eso sí, siempre tiene que quedar una luz de candil chiquita pero esperanzadora. Gracias.

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  2. Me ha sorprendido de una forma tremenda lo bien que plasmas esos periodos de vacío en el alma o de falta de fe. Me ha sorprendido, también, los paralelismos que he encontrado en tu relato y en mi experiencia; tal vez, porque nadie está libre de este tipo de vivencias: en mi caso fueron siete años sin leer un solo libro (Ahora lo recuerdo y no me lo puedo creer), pero la música siempre estaba ahí acompañando. A pesar de todo, lo mejor es dejar de conjugar el pretérito y empezar, como tú dices, con el presente disfrutivo.

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    1. Me gusta ir con la verdad por delante aunque sea amarga pero a la vez ir sembrando esperanza. Dejé de escribir por no soltar hiel con la que cada vez estaba más castigado, son momentos de interior noche… Esos momentos se invierten en limpiar y dorar el interior, eso hará que brille en tí la luz y… Nuevamente esperanza sembrarás. Gracias Olga.

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