Estamos muy agradecidos con Santiago, por aportar y compartir con nosotros estas letras. No se pierdan la entrevista que le hizo @rebecaaracil45 al autor de «Las huellas de los perdidos» por YouTube. 👉 https://youtu.be/2NydKSAHvgc
Y sigan las redes de Santiago, las dejo aquí abajo, justo antes del relato que nos regaló. Unas letras para quedarse pensando un rato.
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Fue una aburrida caminata campestre, hasta encontrarnos con aquel alegre lugareño. Trabamos conversación y al poco nos señaló su casa, y a las reses que allí pacían tras el cercado. Atraídos por los apacibles rumiantes, nos aproximamos, y fue entonces nos acabó contando la especial circunstancia de una de ellas, refiriéndose al hecho como algo verdaderamente excepcional.
Por más que la escudriñabas no se veía otra cosa que una vaca común. Pero no era así: Era una vaca que siempre que mugía lo hacía dos veces, consecutivamente. ¡Nunca en mi vida he visto cosa igual!, exclamaba contento el pastor. Por lo demás es completamente normal, como sus compañeras del rebaño.
Parecía ser, explicó después, que no había un momento concreto del día en el que el animal deseara comunicarse o hacer notar su presencia. Podía hacerlo más larga o brevemente, ruidosa o quedamente, en tono lánguido o entusiasta. Pero la clave era que siempre repetía. A veces se daba el caso de que el primer mugido parecía suficiente, pero luego, “como si se diera cuenta de faltar a su costumbre”, daba otro más corto aunque inequívoco. Otras se reservaba para el segundo, siendo el primero “como para coger impulso”. El hombre se encogía de hombros cuando se le preguntaba por una explicación.
Como curiosos universitarios que éramos, pensamos en estimular de alguna manera a aquel plácido rumiante, pero la presencia de su dueño nos contuvo, teniendo que conformarnos con explicar el fenómeno por medio de fantasiosas conjeturas entre un gran jolgorio. Alguien afirmó que lo que le pasaba era que estaba sorda, y apenas se oía a sí misma. Otro que tenía mala memoria a corto plazo, y querría asegurarse de haber mugido ante la duda. Un tercero que debía tener algo mal conectado en el sistema nervioso, y le daba por rumiar su primer mugido. “Mira, ya no me comería un filete de este bicho. ¡A ver si va a ser contagioso!”, exclamó una chica. “Pues a mí me cae muy simpática esta ternera parlanchina”, dijo otra. Así seguimos un buen rato, comentando entre risas, esperando ser testigos directos del prodigio.
El pastor no se ofendía; al contrario, parecía complacido con nuestra visita. Aún insistió en enseñarnos su casa, el patio, la entrada. Hasta tenía una especie de puestecillo con refrescos y chucherías. Como no era muy caro, casi se lo vaciamos. ¡Había que hacer tiempo hasta que la vaquita tuviera algo que decir! Pero no. Por lo visto ya lo tenía todo dicho por aquel día. Ni siquiera contestó a nuestro suplicante adiós aunque, por lo menos, nos miró con un ojo y agitó las orejas, en su parsimonioso masticar. Con eso, y con el ademán de despedida del paisano, nos tuvimos que dar por satisfechos.
Realmente hubiéramos deseado presenciar los mugidos de aquel animal pero, como suele pasar, basta que desees algo para que esto no se produzca. Sin embargo, cuando bajando ya de vuelta al pueblo, empezábamos a dudar si no habría sido un fraude, oímos a lo lejos algún mugido lejano, aunque no logramos discernir si habían procedido de uno o de varios ejemplares. Finalmente acordamos con gran regocijo general que, necesariamente, tuvo que haber sido ella: ¡La vaca que siempre mugía dos veces!
Santiago Galé
Muchas gracias Gibran por darle paso a Santiago Galé. Me ha sorprendido mucho el relato, porque se sale de la línea de «Las huellas de los perdidos». Cosa que hace denotar la gran imaginación de este autor, con esa vaca caprichosa que mugía dos veces, (cuando ella lo considera oportuno). Me ha hecho reír y me han gustado las descripciones, gracias Santiago por deleitarnos con este relato. Un abrazo enorme, ¡a los dos! (A la vaca también). 🙂
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Dice que «¡Muuuuuu mu!»
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🤣🤣🤣🤣🤣
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Me ha encantado la historia. De ahí se puede sacar varias hipótesis, yo me decanto por la de que el campechano granjero era muy listo. Aunque, para hipótesis, las de los estudiantes, que me han hecho reír lo suyo.
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Estoy contigo Olga. Da para mucho, creo que Santiago tenía problemas para acceder, cuando lo consiga, a ver si se anima. 🙂
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Yo creo que el granjero encontró un filón de oro, aunque es algo que solo sabrá el autor.
Me ha parecido muy original.
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Ja,ja,ha qué buen relato y que bien escrito y descrito.
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Qué maravilla de relato!!! Sin dudas un invitado excepcional 🤗🤗🤗🙌🙌🙌📝📝📝
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