Amor añejo.

No es pecado, si hay amor.
Si hay besos dulces,
y caricias tiernas.

Si el calor es tan fuerte que,
moja la piel.

Si se desnudan los cuerpos,
y los labios se rozan suavemente.
Si la textura de su collar,
llega hasta la punta de mi nariz.

Si mi perfume,
entra hasta su sonrisa.
Si mi voz la enloquece hasta
la felicidad y, sus gemidos
me llenan el corazón.
Si es fiel a mí,
O infiel a alguien más.

Si su corazón latió enamorado,
entonces fue fiel a él,
y eso es lo que importa.
Que sea fiel a sus sentimientos.

Si sin coquetear y sin titubear,
terminamos en una cama.
Entonces ¿Qué está mal?

Amor fugaz hubiera sido,
si ya nos hubieramos olvidado.

Amor platónico hubiera sido,
si hubiese sido inalcanzable.

Prohibido hubiera sido,
si hubieramos violado,
las leyes de un dios,
en el que no creíamos.

Sexo casual hubiera sido,
si no hubiéramos llorado
la última vez que lo hicimos.

¿Que tipo de amor seríamos,
si nos hubieramos quedado juntos?
¿Que tipo de amor fuimos,
si nos extrañamos y nos soñamos,
detrás de una cortina de odio?

¿Cuál condena estuvimos pagando?
¿cuál vamos a pagar?
Por haber engañando,
a nuestros propios corazones.

Añejado 25 años.
Como el whisky con el que brindo,
a tu recuerdo.

Un cuarto de siglo esperando,
un cuarto con una cama,
y a tí, sobre esa cama.

Después del pecado,
de media vida,
Despues de brincar
del amor al odio,
y del odio al amor otra vez.

Estamos juntos,
Con las puertas y las ventanas abiertas,
Reconociendo los caminos,
que caminaron nuestras manos,
recordando los sabores,
que nuestras lenguas olvidaron.

Retomando las noches perdidas,
Riendo y llorando experiencias
que no tuvimos.
Presumiendo que fuimos pecadores,
Embriagandonos de amor,
con ese amor que se añejó, 25 años.