Del verde magnolio la flor primera
se abre purísima blanca paloma.
Flota en el aire su sutil aroma
entre sus hojas la luz reverbera.
Bajo su sombra trás paciente espera
contemplo que a lo lejos tras la loma.
Ya la hermosa sonriente dama asoma.
El día exacto dormiré a su vera.
Va cayendo la tarde lenta breve
y mientras mis viejos huesos cansados
se van durmiendo silenciosamente.
En la encalmada del otoño leve
Hornos y Buena Esperanza doblados,
en paz me voy muriendo lentamente .
Autor: Jose Ramón Alonso Ricoy
Puedes seguirlo en: