DECISIONES DE UN LUNES (ISABEL TERESA/AUTOR INVITADO)

Hay momentos normales y otros no tanto, donde el día a día se vuelve hábito y monotonía, pero todo cambia a partir de un día cuando una chica llamada Iris decide expresar sus inquietudes y premoniciones, sus desatinos y visiones. Pues ella nació con el defecto de no poder expresar vocalmente su pensar a su entorno, de no poder cantar la belleza de la alegría, por una extraña enfermedad que le causo afonía. Iris nació bajo la mirada de sus ancestros, los creadores del sol, la luna, las nubes y el arcoíris. Ella era el reflejo de la belleza, de lo que podían expresar los hombres, cuando veían  todo, sin observar nada.

Iris decidió un  lunes, salir de su timidez y mirar a la cara a los demás, sin las gafas oscuras que su mamá la obliga a usar. La belleza que irradia su mirada es tan intensa que su madre teme por ella. Ese día en la calle más concurrida, se quitó los lentes en el paso peatonal, allí  donde la gente está sumida en la tecnología, en lo vano y el estrés cotidiano, que aunque observara en todas las direcciones siempre era igual; Las personas perdieron la costumbre de ver al otro a la cara. Entristecida  miró al cielo y comenzó a llover  a cantaros, sin viento ni truenos, solo agua, gotas, que bombardearon el camino de sus lágrimas en sus mejillas.Al  cruzar la calle, ya un poco calmada pero con mucho frío de lo empapada que estaba, levantó  la cara y siguió mirando a su alrededor, ahora estaba gris, lleno de caos como lo es el día  normalmente. Asustada decidió respirar  y caminar, como nunca lo había hecho, rápido, a favor del viento, pero sin pausa, no vaya a ser, que volviera a llover por tanta desesperanza en ese lugar. Ella, sin pensarlo encontraría todas las herramientas para vivir lo que no pensó, jamás.

De la poca visibilidad que le causaba su tristeza, Iris se tropezó con un chico; fue tan abrupto que solo alcanzó levantar la cara, y él, tropezar con su mirada. Arturo, se quedó eclipsado ante semejante belleza de su cabello y su energía al caminar, luego cuando se miran a Iris le paso por la mente, todos los colores y luces que veía cuando soñaba, cuando sus pesadillas la despertaba; en cambio Arturo, no pudo enunciar palabra alguna, ni siquiera alcanzo pensar, solo sonrió  y  asentó la cabeza  por su propia timidez, por lo que  siguió su camino. Se había asustado porque sintió un estruendo muy fuerte, algo que lo hizo preguntarse a qué se debería tal rareza. Ella regresó  a casa con un palpitar en la cabeza y  el corazón, llena de alegría, estaba ansiosa esperando el momento del día donde podía quitarse sus lentes y sentir que era un ser una mortal, común  y cualquiera.

En la tarde salió una vez más de su casa con sus lentes, esperando encontrar con esa hermosa armonía, ese extraño que no le dijo nada, lo cual le creaba duda y en ese búsqueda pudo toparse con niños, ancianos tristes y también alegres. Aprendió a contemplar la belleza y la rareza de cada persona, pudo tomar el control de sus sentimientos, se atrevió  a  crear un  arcoíris, un  hermoso día soleado, crepúsculos a mediodía y amanecer en la tarde; y al contrario,al llenarse de rabia y decepción de lo injusto de su exterior, pudo desatar tormentas y huracanes, cuando no sentía miedo de expresar su realidad.

Mientras tanto Arturo, desde aquel momento había desarrollado una gran peculiaridad: Él cantó letras que no escuchaba, solo las sentía como latidos en su corazón, lo cual, se volvía incomodidad  porque era imposible que un sordo pudiera hacerlo, así como pensó, que la posibilidad de enamorarse era para él, su contradicción, pero en su afán por expresar sus sentimientos pudo crear la maravilla de la canción, que no podía oír, pero sí, sentir.
Seguían transcurriendo las horas. Implacable tiempo, no esperaba, no perdonaba, no se apuraba, no se adelantaba. Hubo un momento que ella en su desesperación por sus visiones tan seguidas por esos colores y tantas canciones, decidió volver a intentarlo una vez más, a creer que podía encontrar esa energía extraña en la cual no dejaba de pensar. Allí llegó a esa calle, que estaba soleada bajo el ocaso del atardecer, así como sus sentimientos, destinados a perderse en el día.Iris, al ver tal paisaje, tan hermoso y tan trágico como lo puede ser un final, se sentó en la acera, sonrió, y se colocó sus lentes. Luego, nota que se acerca una anciana, quien la mira y le dice: << lo que buscas, solo el destino, te lo mostrará >>.

Ella se sorprendió ante tal afirmación, pero cuando volteó ya estaba sola de nuevo en aquella acera. Volvió a observar su alrededor y pudo ver tantas cosas maravillosas y también tristes, como una familia de paseo, un anciano pidiendo limosna, un bebé  llorar, un niño reír. Eso fue suficiente, para que el crepúsculo se volviera un contraste de la noche arropando el día, de la luz brillando en la oscuridad, de alegría dejándose llevar por la soledad.

Cayó la noche y con ella su esperanza de ver  a ese chico. Ella se levantó para volver a su casa y caminó por la acera contraria a la habitual, entretenida de tanto pensar, se topa con alguien, él era Arturo, se miraron y sonrieron, el cielo se llenó de estrellas fugaces y las mariposas revolotearon por esa calle de una manera inimaginable. Al ver tal situación, ella salió corriendo a su casa, él siguió su recorrido. Estaban muy sorprendidos de esa situación tan absurda pero real, estaban inseguros de como saludarse, Arturo no se atrevió a hablarle por temor a que no le respondiera, Iris quiso hablarle pero era su imposibilidad. Cada lunes se encontraban, como el día y la noche en el atardecer.

Isabel Teresa.

BIOGRAFÍA LITERARIA

Isabel Teresa es escritora, fotógrafa y médico venezolana.

Dirige su propio blog: catatimica.blogspot.com dedicado a publicar sus propios relatos. (Desde aquí, la animamos a que lo continúe para deleitarnos con sus maravillosas historias).

Su obra en prosa y verso, la realiza habitualmente desde sus cuentas de Twitter @catatimica e Instagram, @isavassquez, donde también muestra su gran talento para la fotografía.

Es participante activa de retos literarios y fotográficos en los que se adivina su amor por la naturaleza y creó su propio reto en la red social con el nombre #RetoPersonajes.

Es miembro de la #GeneraciónLesTodes.

Olga Lafuente.

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