¡Y te me fuiste de la vida, corazón!
E intenté borrar cada recuerdo,
no volví a caminar por nuestro sendero,
dejé que las hojas de otoño lo cubrieran
para no volver a hallarlo,
pero fue inútil.
¡Y te me fuiste de la vida, corazón!
Sumergida en mi tristeza alguien me aconsejó
que pintara, escribiera o cantara para olvidar,
sin embargo, mis manos no entienden de razones,
siguen trazando tu silueta,
escriben versos al viento con la esperanza
de anidar en tu alma,
en la comisura de mis labios aún hay un te amo,
en cada poro de mi piel está impregnada la esencia que
dejabas en cada anochecer,
en mis oídos aún resuena “preciosa” melodía
con la que profesabas el eterno amor que me decías tener.
¡Y te me fuiste de la vida, corazón,
robándole el aroma a mi café,
dejando un profundo dolor y un sinsabor
en mis mañanas, porque sin ti no sé qué hacer!
¡Y te me fuiste de la vida, corazón!
Frase tomada de un escrito de Mario Navas de LETRARIUM
Es precioso el poema.
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