A las bridas del amor me sostengo, retengo entre mis dedos
la brisa sostenida de los ecos que retienen mis oídos.
Carezco de las cartas adormecidas de este sueño
quisiera rescatar la esperanza de recorrer este camino
corriendo por los fueros de mi destino.
Han de caerse las murallas encerradas de los muertos
para nacer en tus miradas de piedra etérea y volátil
ante el nuevo comienzo, desde el ser movido por las aguas
hasta el laberinto de este desperezo donde nace el alma,
plena de seres luminosos que agitan mi cuerpo.
Rueda la mágica y sonora corriente del agua
que arrastra nuestros sueños, purifica las manos
y convierte en azul la piel que roza nuestros deseos.
Hasta llegar al mar que anega todo lo que vive
Entre tu corazón ya celeste y el mío lleno de vivos.