Sentada al lado del pozo siempre se le veía,
su mirada en el horizonte se perdía,
a su mente la atormentaba un “¿qué hubiera sido si en lugar de partir hubiéramos insistido?”
Su único consuelo era escribir su historia con la tinta llamada melancolía.
En su delirio recordaba al amor como aquel cristal que ante la tempestad se rompía.
Maravilloso Jazz.
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