Creyó que yéndose al Otro Mundo podría eliminar el dolor de su pequeño universo. Pero olvidó que tenía un asunto pendiente, y se quedó varada en el espacio de los vivos. Trató de salir muchas veces hacia la luz, pero la luz la rechazó una y otra vez. Es que lo único que tenía que hacer era pedir perdón. Cosa simple si lo ves como una palabra. Cosa obligada en el mundo de los vivos, para no quedarte estancado en el pasado. ¿Pero cómo pedir perdón por haber existido? Jamás lo había querido, ni pedido. Y si había decidido marcharse fue porque de algún modo dejó de hacerlo (al menos espiritualmente), en los corazones y la memoria de la gente. Aunque la vida aún la tenía registrada como ente biológico que en algún momento ocupó un lugar en la historia de la humanidad. Entonces se dio cuenta de que jamás tocaría la luz; y todo por no poder perdonar a un destino sin propósito alguno. Perra vida, que te pone a caminar, por pura serendipia. Perra muerte, que por la incapacidad de la vida para controlar a sus seres, no te deja continuar.
Fotografía: Pinterest
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Mi nueva entrada en la web de Submarino de hojalata🤗👌
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«Creyó que yéndose al Otro Mundo podría eliminar el dolor de su pequeño universo. Pero olvidó que tenía un asunto pendiente, y se quedó varada en el espacio de los vivos».
Un comienzo que muestra la agonía del personaje y su lucha interior y que mantiene la tensión en todo el relato.
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