Estuve tentada a salir corriendo tras él y confesarle que era yo. Que siempre había sido yo quién lo cuidaba convertida en la voz metida en su cabeza que le impulsaba a seguir y a no tirar nunca la toalla. Que esa voz una vez tuvo un nombre propio. Pero allá donde marchaba sería más feliz sin conocer ese detalle y se convertiría en quien siempre quiso ser.
Ni si quiera fui a despedirlo. Tenía más que callar que decir. Más que guardar que compartir.
No podía acompañarlo, aunque quisiera. Cuando fallecí me prometí que siempre permanecería ligada al mar y que las almas que lo visitarán pidiendo ayuda, la tendrían, sin importar si estaban vivos o muertos.
Él fue el primero de muchos. De tantos que encontraron respuestas a sus plegarias llorando al mar. Y también fue el único que cuando los años doblaron su espalda y el cabello escaseaba en su sien, regresó con la copia de aquel viejo contrato que lo llevó tan lejos, lo depositó en el mar, me dio las gracias y me pidió que retomara la guía de su alma cuando cruzara al más allá.
Imagen destacada: canva
aliciaadam.com
Wowww😵💕 Simplemente maravilloso. Tienes una manera tan especial de mezclar la fantasía rosa con la oscura, y con una retórica tan espectacular. Y siempre me deja con ganas de más 😱. Me ha fascinado de inicio a fin 🥰🥰🥰
Me gustaLe gusta a 2 personas
Gracias, 🙂.
Es una buena combinación. Creo que así impacta más la parte oscura.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Un gran relato.
Me gustaLe gusta a 2 personas
Gracias,
Me gustaMe gusta