RESEÑA DE EL VISITANTE

Título: El visitante

Autor: Jon Vendon

Editorial digital: Convertiu

Corrector: Stilus

Año de edición: 2020

Nº de edición: primera

Nº de páginas: 283

Un desconocido sin documentación ni señas que permitan averiguar quién es impide que un terrorista cometa un atentado suicida en Jerusalén. A raíz de esto, «El visitante», como lo apodan en el Mossad, se convierte en un héroe para el mundo y en la mayor incógnita con la que se ha encontrado la agencia de inteligencia, el Jefe de estado de Israel y el Papa, quien viaja hasta ese país para entrevistarse con este insólito individuo.

El visitante es una historia de acción y suspense que ha sorprendido a todos los que la han leído por la gran calidad literaria que ha mostrado tener este autor novel.

Con un léxico rico y gran cantidad de detalles técnicos que demuestran una fabulosa labor de documentación, Jon Vendon nos adentra en un Jerusalén poco conocido para el foráneo donde la profusión de detalles topográficos sumerge al lector en un panorama cinematográfico y muy visual.

La narración mantiene un estilo culto y elaborado para que el lector asimile con facilidad conceptos relacionados con el sistema de inteligencia de un país, su jerarquía o, incluso, la cultura judía, enriquecida con algunas transcripciones en hebreo. Una técnica que el autor realiza con anotaciones sobre la marcha de la lectura en vez de explicaciones a pie de página.

El ritmo ágil de la trama lo ha conseguido gracias al estilo cinematográfico en la que impera el diálogo. En ella, hay escasas descripciones y sorprende la manera tan inteligente de atrapar al lector en las numerosas conversaciones telefónicas que se introducen para que conozca el contenido de maquinaciones y secretos de estado que pueden sucederse en la cúpula política de un país.

Por otra parte, la historia se desarrolla en lugares y momentos diferentes, pero relacionados con los personajes que son, a veces, reales y, otras, personalidades cuyos rasgos nos lleva a hacer paralelismos con la realidad, aunque el tiempo presente en el que se está desarrollando la trama se nos desvele casi al final de la novela.

Un hombre camina por la calle Ha-Yehu-dim. Es viernes por la tarde y ha comenzado a anochecer; aún y así, la calle se haya muy concurrida, básicamente por la presencia de judíos ortodoxos que se dirigen a la cercana sinagoga de Hurva. A pesar de ser otoño, la temperatura es inusualmente baja para lo habitual en esa época del año en la Ciudad Santa. El hombre es moreno y de estatura media, viste un sencillo jersey verde y unos pantalones vaqueros, en la espalda lleva una pequeña mochila.

Que este inicio de El visitante no nos lleve a engaño. Una descripción tan sencilla, simple, con detalles que pueden parecer banales, no lo es tanto. Un hombre medio con una indumentaria normal aporta mucho del carácter del personaje e, incluso, una anotación que puede pasar desapercibida como la climatología del momento, podría ser una pista importante para más adelante.

Samuel, entusiasmado ante el éxito de la manifestación, apenas prestó atención a lo que le acababa de contar Sión. Desconocía que más adelante tendría que recordar esas palabras delante de unos desconocidos

Como en el párrafo anterior, el autor no rellena la historia con detalles nimios. En una novela donde las descripciones son contadas, estas ayudan mucho para su comprensión y, para ello, hace un excelente uso de la técnica del suspenso con el adelanto de ciertos acontecimientos que lleva al lector a prestar más atención a lo que puede suceder.

Vivimos en un mundo apresurado, estresados y pendientes de pantallas y dispositivos de comunicación. Hemos perdido la capacidad de observación, de percepción de aquello que nos rodea. Creemos estar comunicados porque lo hacemos con gente que no está con nosotros, pero apenas prestamos atención al momento presente. Estamos rodeados de belleza, solo hay que querer verla y oírla

Aunque la narración está fundamentada en diálogos entre los personajes, estos conllevan mensajes de corte filosófico, religioso o cultural que nos inducen a reflexionar sobre la vida de los protagonistas y, también, sobre la nuestra.

En el pasillo, en semipenumbra, le pareció escuchar un ruido. Sacó su pequeña linterna Maglite y la encendió. La sujetó con su mano izquierda como si sostuviese un puñal, mientras apoyaba en el antebrazo izquierdo la mano derecha, encañonando con la pistola hacia el lugar de donde procedía el sonido. Una rata atravesó velozmente el pasillo hasta desaparecer por un minúsculo orificio de la pared

Estos momentos narrativos por parte del autor son muy escasos; como se ha dicho, apenas hay descripciones o narraciones, pero cuando aparecen, se observa una gran capacidad para explicar los lugares con todos sus detalles de la manera más sencilla y sin perder su estilo cinematográfico.

En definitiva, ha sido un placer poder leer un libro de un autor novel de tanta calidad, aun siendo una historia tan compleja de realizar, con un gran trabajo de documentación para su elaboración. Con él, el lector va a quedar plenamente satisfecho y rápidamente se encontrará inmerso en una trama donde cabe todo: servicios de inteligencia, encuentro de culturas, conspiraciones, secretos y hasta el mayor enigma de los que uno se puede encontrar en la Historia, ¿quién es «El visitante»?

Puedes visitar el blog de Jon Vendon a través de este enlace: https://elvisitantejonvendon.art.blog/

Olga Lafuente.

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