Título: La verdad de la vida
Autor: Judith Álvarez Aguirre
Editorial: Kindle: edición digital
Año de edición: 2019
Nº de edición: primera
Nº de páginas: 68
Un poemario como este es un tesoro único al alcance de nuestra mano para repasar en momentos de introspección, recogimiento o, simplemente, de silencio. Es cierto que los poetas son personas con una capacidad extraordinaria para contemplar el mundo y con talento para conocerse a sí mismos y al ser humano, pero son muy pocos los que se atreven a manifestarse con sinceridad absoluta, a mostrarse a los demás sin disfraces ni escudos y a revelarse con todos sus defectos, sus miedos y pasiones.
Así es La verdad de la vida, un libro sincero, valiente y duro. Obviamente, se trata de las ideas y convicciones de la poeta, pero si uno no está preparado para oír o leer lo que no acepta sobre temas trascendentales como la fe, la muerte, la vida…, le recomiendo que no lo lea porque en esta obra hay mucha sinceridad y su autora no tiene miedo en dar su opinión sobre temas polémicos.
Estos asuntos son muy diversos y subjetivos, abstractos, pero no son materias banales, sino sentimientos que, en definitiva, son los que mueven nuestras vidas y nos guían a través de ella. Álvarez Aguirre ha sabido desentrañar y desarrollar emociones internas y muy profundas, a veces, ocultas hasta para uno mismo bien por desconocimiento o bien por miedo. En el caso de la autora, habla de todos ellos tratando el desengaño, los sueños, la pérdida de la fe, el duelo y el enojo o sentimientos más agradables y dulces como la esperanza, la ilusión e, incluso, la felicidad.
En los versos de este poemario no podemos limitarnos a buscar figuras literarias o retóricas para encontrar el poema más bonito. Aunque, la autora muestra un gran conocimiento sobre las estructuras poéticas, técnicas literarias y uso del léxico, Judith Álvarez nos muestra la dureza de la vida, con sinceridad, sencillez, sin adornos ni tapujos. Se hace eco de ella con un verso libre para enfatizar que lo más importante no está escondido tras recursos retóricos que puedan tergiversar su sentido y que lo que nos llega a nuestra experiencia vital hay que saber enfrentarlo de cara. De ahí, que encontremos un lenguaje sencillo, pero rico, con ritmo rápido, contundente, sin doble sentido en el que se percibe una mentalidad racional y materialista, además de una preocupación por encontrar la verdad.
Si al principio de este libro, podemos vislumbrar una cierta desesperanza y pérdida de fe, a lo largo del poemario se observa una evolución sentimental que empieza con pinceladas de ilusión, pero que finaliza con un canto a la naturaleza humana, pleno de esperanza y motivación para los que lo leemos y que hace que nos sintamos con un poco más de experiencia y sabiduría.
Como sea, lo importante es que esta universalidad de versos, a veces crudos, a veces dulces, convertidos en consejos o en confesiones, nos muestra que, con independencia, de que estemos de acuerdo o no, aquellos que somos sensibles con un valioso mundo interior no somos tan raros y que, en algún lugar de este planeta, hay alguien que es como nosotros con quien estamos unidos a través de ese «hilo rojo» que es La verdad de la vida.

Aprendí que nadie quiere
Saber realmente qué piensas
Y que incluso les molesta
La más brillante verdad
La autora empieza fuerte mostrando sus cartas, tal y como es. Se presenta como una mujer fuerte que ha aprendido a base de lecciones vitales y sus conclusiones son contundentes: No eres tan importante, no eres el centro del mundo y nadie está para escuchar tus pesadumbres; así que, qué más da lo que piensen los demás, los que no saben quién eres, de tus acciones, solo te importan a ti, a los tuyos, a nadie más.
Allá arriba
Todo, creo,
Será igual como aquí ves
Estos versos finales de «Todos vamos al cielo» resultan desconcertantes. Están incluidos en un poema de negación de la fe, de desesperanza y, aun así, habla de un paraíso, de un Más allá que, aunque no es como nos lo han pintado siempre, sigue ahí. Tal vez, a pesar de que nos neguemos a creer en lo que no vemos, siempre hay una posibilidad de imaginar que está presente.
¿Lo divino?
Son preguntas sin final
Tonterías que no brindan
Ni consuelo ni verdad
La negación de lo divino, de lo que pueda existir tras la muerte parece ser una constante en algunos de los poemas de Judith Álvarez, pero no podemos dejarnos llevar por lo superficial; hay que leer entre líneas y, también, aportar nuestra interpretación para descubrir que tras ese escudo racional nos encontramos con un corazón lleno de sueños que pugnan por salir a la luz y materializarse.
Mas no te desalientes ni un momento
Que todo es alcanzable
Todo se puede lograr
Al hilo de lo anterior, ya nos avisa la autora que no hay que tirar la toalla y que, a pesar de esos momentos grises en los que no podemos ver más allá, mantengamos un mínimo de ilusión para seguir luchando por nuestros sueños que acabarán siendo metas a nuestro alcance.
En estar siempre presente
Cuando alguien te necesita
Y en tener cerca de ti
Un hombro en el que llorar
A pesar del valor de la soledad buscada, siempre debemos ser conscientes de nuestra necesidad de compañía; el de un ser querido que haga de compañero y cómplice, y que, al mismo tiempo, nos tenga a nosotros en sus momentos más oscuros.
Recuerda que hay una sola
Vida para realizar
Todos los sueños que tienes
Y aunque llegue un poco tarde
Todo se puede lograr
Sigue fiel a tus ideas
Y algún día llegará
A pesar de mostrar que es una escritora con los pies en el suelo, Álvarez Aguirre nos exhorta a tener nuestros sueños y que nos lancemos a conseguirlos por muy lejos que los veamos, que lo hagamos sin miedo a los demás y, mucho menos, a nosotros mismos. Nos invita a que nos libremos del lastre de los prejuicios y que nos lancemos al vacío. Mucho más perderemos si no vivimos por culpa de ellos.
¿Es que tenemos tantas ocupaciones
O tantos pensamientos en la mente
Que no podemos crear un pequeño espacio
Al sufrimiento del mundo y de la gente
Que hace posible que sigamos existiendo
Aunque vivan en la Tierra como ausentes?
La autora nos empuja a librarnos de ese mundo reducido en el que nos hemos confinado donde solo caben nuestras preocupaciones y responsabilidades, y que miremos más allá de nuestro limitado entorno para conocer a la gente que nos rodea; la que siempre ha estado ahí, pero que ni siquiera nos hemos molestado en mirar. Es la mejor forma de conocer el mundo y de ampliar nuestra sabiduría y experiencia en el viaje de nuestra vida.
Necesitas ese abrazo
Que te diga que sí puedes
Así como otros han hecho
………………………………………………
Sí, tú creas tu destino
¡Pero qué bueno sería
No estar solo en el camino!
Es el razonamiento de la necesidad inherente al ser humano de convivir con sus iguales. Nuestro camino persigue realizar nuestros proyectos y sueños; debemos pensar en nosotros sin olvidarnos de los que están cerca, que, en definitiva, serán los que nos mantengan en pie en momentos de decaimiento.
Con palabras desganadas
Y narices respingadas
Se aceleran a acecharte
Y ensombrecen tu bondad
Tratando de doblegarte
Sin temor a lastimarte
La vida, como toda buena historia, tiene sus antagonistas, aquellos que nos pondrán piedras en el camino para obstaculizar la consecución de nuestros fines. Debemos estar atentos a estos que, de una forma u otra, minarán nuestro carácter con sus palabras de desaliento. No debemos escuchar a aquellos que nos empequeñezcan y borren nuestros sueños.
Ayuda a afrontar los hechos
Aunque parezcan senderos
Laberínticos, estrechos
Sin sentido, sin asfalto
Sin posible solución
La obra de Judith Álvarez Aguirre es una evolución hacia un sentimiento más optimista, alegre, que nos lleva al convencimiento que está todo en nuestras manos, solo tenemos que mantener una fortaleza de carácter para avanzar entre las zarzas de un intrincado bosque con sus colinas, pero también con sus valles; no hay que desfallecer y nos anima a mantener la fe en nosotros mismos.
Inútil, tantas veces tonto
Amargado, rencoroso, entristecido
¿Que no ves que la vida te ha venido
A regalar el más preciado sueño
Que es vivir respirando el aire puro
De aquellos que te aman con locura?
En esta estrofa del poema Auto consuelo, la autora se muestra implacable ante aquellos que utilizan el victimismo como forma de vida; es una especie de terapia de choque que llega a lo más hondo de nuestras conciencias para que nos demos cuenta del tiempo perdido en lamentos y quejas. Es la manifestación de una mujer con carácter que se rebela ante las preocupaciones banales, baldías que consumen nuestra vida.
Mas te da sensaciones
Negras, blancas, sin tono
Te golpea la frente
Te levanta del lodo
Y te hace continuar
Solo por mejorar
Es la naturaleza de los ganadores, de los que siguen luchando y los que creen en sus proyectos. El desengaño o el error deben llevar al aprendizaje y nunca a la frustración que nos impida continuar. Esta es la esencia de los que no se ven invadidos por la autocompasión, nuestro mayor enemigo.
La noche te hace pensar
En las cosas que creías olvidadas
Detiene el tiempo y hace brotar
Las cosas que pensabas escondidas
¿Quién no ha tenido noches de insomnio asaltadas por reflexiones, recuerdos, remordimientos y culpas? Es el momento en que surgen nuestros demonios y contra los que debemos luchar. Una batalla difícil, pero posible y necesaria para seguir creyendo en nosotros mismos.
El cansancio de los años
Y los labios marchitados
Fue lo más puro y mundano
La perfección retardada
A pesar de la juventud de la autora, Judith Álvarez Aguirre ha sabido transmitir en estos versos el sosiego que se adquiere al cumplir años, que no deben verse como el tiempo transcurrido y perdido, sino como la sabiduría adquirida gracias a nuestras vivencias. Es por ello, por lo que no debemos permitirnos perder ni un momento en lamentaciones, rencores o remordimientos vacíos: si caemos, que sea para tomar impulso y continuar con nuestra andadura en la vida. En estos versos, no existe la vejez, sino la riqueza vital.
Quisiera verme reflejada en otros tonos
No sé, tal vez sería de otro modo
Este guion de vida que me han dado
No habría guerra ni tempestad mental
Esta es la primera estrofa de Un universo paralelo; está casi al final del poemario y es de agradecer encontrarlo en estas páginas. Casi diría que la autora ha elegido su lugar conscientemente porque aquí se empieza a reconocer a una Judith Álvarez algo más idealista, más lírica que se adentra en la poesía y se ocupa más por la entonación y la rima. Porque la vida no es todo proyectos, labor, lucha, sino también, ilusión, fe, positividad como combustible para nuestro camino.
Una lágrima errada
Es el título de uno de los poemas de Álvarez Aguirre y he querido destacarlo porque en él se encuentra concentrado todo lo que son nuestras vidas: el recorrido lento y sinuoso que varía de acuerdo a los obstáculos que se va encontrando por el camino; un rumbo planificado y también improvisado según el momento; silencioso, pero visible y que va dejando un surco que se mantendrá a corto plazo hasta que desaparezca inexorable de nuevo.

Bajo un cielo tan inmenso
Nos guía la misma estrella
El mismo mar nos rodea
Y pregunto una y mil veces
¿Por qué ves tan diferente
Lo que ciertamente es
Lo mismo en distintos tonos?
No somos polos opuestos
Somos todo en uno solo.
Son los últimos versos de este poemario La verdad de la vida. Con ellos, no zanja una cuestión, no da una respuesta; todo lo contrario, lo cierra con una pregunta. Somos un universo con infinidad de individualidades; todos con libre albedrío, pero nuestras acciones se encuentran enlazadas a las de los demás. La vida es un complejo entramado en el que el más mínimo movimiento afecta a toda una máquina que, lejos de ser perfecta, se mueve en función de nuestros actos.
Olga Lafuente.
Woww. Esto es uno de los mejores regalos que me ha hecho en la vida y lo digo tan sinceramente que hasta yo me quedo impresionada, porque es como un regalo de mí misma hacia mí (una locura de juego de palabras🤭). Es que has encontrado cosas de mí yo interno en las que a veces no reparo. Me he quedado sorprendida sobremanera por la forma en que has comentado cada extracto y la dinámica del libro en general; ha sido tan precisa y tajante, cruda y cierta, como toda la verdad que quise reflejar en el libro. Me ha encantado cada palabra que has escrito (a veces me parecía que estaba leyendo algo sobre otro autor; complejo de superioridad que a veces aparece ja ja). Este libro es mi bebé y te agradezco que lo hayas tratado con tanto cariño y laboriosidad en esta reseña. Y de la manera de reseñar ¿qué te puedo decir? Es ESPECTACULAR (así, en mayúsculas)…si digo más palabras para agradecer se hace más largo que el mismo comentario del libro😬. Mil gracias por este detalle y por todas las maravillosas reseñas que nos regalas.
PD: No esperaba esta super sorpresa🙏🥰🥰🥰
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Gracias por tus palabras, Judith. De verdad que me ilusiona mucho leer esto porque, cuando se opina sobre un libro que se ha leído, es muy probable que esa opinión diste mucho de la que tiene el autor. Pero más de una vez he leído que cuando un escritor publica un libro, este deja de pertenecer al autor y pasa a ser de los lectores. Te deseo mucha suerte con este y los siguientes libros que escribas. 😘😘
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Así creo yo también, amiga. Al menos en mi caso: mis letras son de quien las lea. Millones de gracias de nuevo por tu maravilloso trabajo🙏🥰🥰🥰
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Reblogueó esto en Ideas al trastey comentado:
Reseña de «La verdad de la vida», por Olga Lafuente
Millones de gracias. 🥰🥰🥰
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👏👏👏👏
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Gracias. 🤗🤗
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Una gran reseña para un gran libro.
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