Título: El hombre de la gasolinera
Autor: Francisco Javier Sánchez Manzano
Editorial: Esdrújula Ediciones (Colección sístole)
Año de edición: 2017
Nº de edición: primera
Nº de páginas: 226
Matt Lucas es un hombre con un pasado enigmático que empieza de cero en `La nueva dimensión´, una gasolinera perdida en el desierto de Utah. Sin embargo, esa soledad asceta y deseada se rompe de repente con un extraño incidente en la autopista.
Por otra parte, Emily Macer, una joven periodista entrevista a `los héroes del tren´, tres chicos que frustraron un atentado terrorista salvando multitud de vidas. La investigación de la joven sobre este tema nos descubrirá que no todo es tan simple como se ve en los medios de comunicación y que, muchas veces, los verdaderos héroes no son quienes creemos.
«Quizá en esta gasolinera perdida en mitad de ninguna parte haya encontrado mi hogar. En el pasado viví mil vidas falsas y mil veces quise empezar una vida verdadera. No lo conseguí».
Este es el preámbulo más conciso y perfecto de los que se pueden encontrar en una novela. Una presentación que sitúa al protagonista, describe su personalidad, su pasado y sus anhelos.
Muestra el tono que se va a utilizar con el protagonista: intimista, especial, a veces desencantado, otras veces, decidido. Tres renglones que nos describe al personaje y avanza cómo va a ser la historia.
«…no importa quién soy yo ni de dónde vengo. Lo que importa es que estoy aquí, por fin, en lo que llamo `La Nueva Dimensión´. Todo cobra sentido en esta llanura solitaria…».
«Escapé de mi prisión, me transformé, comencé una historia verdadera».
El protagonista se sincera al lector. Es una catarsis propia de aquellos quienes se conocen bien, después de muchas experiencias y errores, y que han buscado la soledad como modo de vida al reconocerse diferentes. El nombre que él da al lugar donde se ha asentado es significativo, le da el sentido que él está buscando y lo que espera de su nueva vida.
«Con las manos en los bolsillos, me detengo junto a los matorrales. El viento se encariña conmigo y al primer bostezo se apaga el día».
Un estilo poético, de gran belleza que al ser contado en primera persona no se sabe si es el personaje o el autor quien habla. Muestra una sensibilidad ante la belleza y una cultura extraordinaria, lo que nos empuja a conocer más al protagonista.
«Últimamente me acuesto en el armario. No es que desprecie la cama, pero desde hace algún tiempo solo me tumbo en el colchón cuando quiero leer. Para dormir…prefiero el suelo enmoquetado de un refugio más íntimo».
Una reflexión que llama la atención y que aviva la curiosidad del lector. No estamos ante alguien normal, ni siquiera está adaptado a las necesidades más básicas, lo que nos cuenta mucho del pasado del personaje.
«Lo que embellece al desierto es que en alguna parte esconde un pozo de agua».
Citas como esta aparecen salpicadas en el libro dotándolo de una gran belleza por su brevedad y su significado. Son frases donde aparece condensada una gran sabiduría. Oraciones concisas que tienen mucho que ver con la educación recibida por el personaje.
«Reconocí el sabor de la tentación. Me preguntaba: ‘¿Cuánto aguantarás?’. Negué con la cabeza».
«Y al instante surgió el dilema. Dos voces se peleaban dentro de mí. Una decía: ‘Déjalo estar. No es eso lo que habíamos acordado’. La otra decía: ‘No puedes evitarlo. Si no lo haces te morirás un poco más cada noche’».
Dos frases que son ejemplo de la narración intimista que predomina en el libro. Los escenarios aislados como la gasolinera, el desierto, la soledad del personaje y su mundo interior son propios de los antiguos ‘western’ cuyo protagonista recorría enormes páramos solo, sin más voz que la suya propia. Una novela que la hace tan diferente a las demás novelas negras: su conexión con las clásicas películas del oeste.
«Dos disparos más me hundieron en el asiento…a cincuenta metros de la gasolinera perdí el control y el coche hundió el morro en un terraplén».
«Le pateé la cara con la otra…Le golpeé una cuarta vez…Me quedé sentado más de una hora…sin dejar de mirar el enorme cuerpo que yacía en el suelo».
La voz íntima, la catarsis no impide que una buena novela negra se olvide de sus principales elementos y estos son, entre otros, la violencia y la muerte. En esta también se encontrarán; de hecho, no se está buscando un personaje bueno y otro malo, sino conocer su pasado con sus miedos, frustraciones y defectos.
«Emily comprendió al fin que el camino hacia el triunfo pasaba por la adaptación al medio…ensayó frente al espejo hasta que consiguió que sus ojos brillaran a voluntad…».
El otro personaje, también es humano con defectos y errores. Vive en un ambiente contrapuesto al del protagonista, su modo de vida y sus aspiraciones son distintos. Es la ambición propia de alguien que empieza en contraposición a la resignación de quien ya lo ha vivido todo.
«Se lo conté todo. Me vino bien hablar, fue como una liberación…».
Se da la circunstancia de que, a pesar del mundo interior tan inmenso que posee el protagonista y de todo lo que se puede presumir de él, no es hasta la mitad del libro cuando empieza a hablar de sí mismo y sucede como él mismo cuenta: ‘una liberación’. Es entonces cuando el personaje se vuelve mucho más interesante y genera expectación en el lector que trata de averiguar cómo ha llegado a esa situación.
«Libérate. Si en algo te ayuda mi bendición, tuya es. Hay un nuevo comienzo detrás de cada crepúsculo».
La sabiduría oriental está detrás de cada pensamiento del protagonista y la liberación es algo que predomina en sus reflexiones. A pesar de estar donde quiere y como desea, hay algo que lo atormenta. Es una tensión latente en todo el libro, no se sabe qué es: un acosador, una vida pasada, un peligro… que impide la paz buscada por el personaje y que está pendiente de resolver.
«—¿Quiénes? ¿Por qué? —le he preguntado.
Ha abierto la boca. Ha escupido sangre…
…—Ellos te curarán— ha murmurado…».
El desenlace obliga al lector a reflexionar, a mirar todas las alternativas posibles para resolver la situación. No hay un final adecuado, es novela negra y aquí los finales son reales, a veces inimaginables y, otras veces, sin sentido. El autor permite que seamos nosotros quienes decidamos su significado.

‘El hombre de la gasolinera’ es una novela negra con todos los elementos que contiene este género como son la acción, la violencia, unos personajes con defectos, un escenario inhóspito, y sobre todo, una atmósfera asfixiante donde no cesa la tensión haciendo que el lector se mantenga atento hasta el desenlace.
Es un libro muy bien documentado en todos los temas que trata y que no teme introducirse en diferentes escenarios geográficos y ambientes culturales muy heterogéneos. El nivel lingüístico es muy superior al de lo normal en las novelas negras y sus descripciones muy gráficas, que permiten visualizar los escenarios a la perfección.
Con esta novela, el autor nos ha mostrado muy sabiamente la riqueza del mundo interior de personas con un pasado complejo, las prioridades desde la perspectiva de quien anhela, sobre todo, la paz interior y borrar un pasado del que reniega, pero que sigue ahí a pesar de todo.
La novela continúa con otra: ‘El centinela del desierto’ y espero que tras esta, su autor nos siga deleitando con otras muchas tan plenas de suspense, misterio y acción como él sabe hacerlo.
Olga Lafuente.
Como siempre, tus reseñas son un impulso perfecto para leer. Cada título que abordas es una lectura obligada. Mil gracias por tu trabajo, amiga querida.👏👏👏👏🥰🥰🥰🥰
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