Eran almas errantes
sin tiempo ni espacio en la mente.
Con ganas de sobra,
con falta de besos y piel.
Con gritos escondidos en una garganta muda
y explosiones exquisitas que solo sus ideas conocían.
Mensajes en botellas
buscando ser leídos por alguien
como ellos.
La sal de una vida
que solo vivía en sus sueños rotos.
Y justo en el ocaso,
cuando el sol deja lágrimas de despedida,
bajo el manto de escarcha de estrellas,
se encontraron.
¡Y el encuentro fue tan hermoso!
Han pasado siglos
y aún dicen los que escribieron su historia,
que aunque el mundo nunca supo su verdad,
fueron los únicos que en aquella era de cadenas,
supieron amar.
👍👍
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Hermosas letras, mi querida J.
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