Pescando Ideas (Nada)

El anzuelo está dentro del agua, deseo pescar una idea. El agua en el río fluye como el tiempo; algunas veces apacible y otras, salvaje y feroz. Yo estoy en la orilla, vigilando los chapaleos de las ideas que, brincan de cuando en cuando lejos de mi cáñamo.

Un pato silvestre se sumerge, para después salir con una idea de buen tamaño en el pico, y yo, me desespero por no atrapar nada. Pienso: «Tal vez la carnada que estoy usando no sirve». Veo un filme, escucho un álbum de música, exploro en un documental acerca de algún problema social, leo las noticias y una revista, pero sigo sin pescar una idea.

Me impaciento y me adentro en el agua, camino hasta que el nivel esta en mi pecho, luego empiezo a nadar. En el fondo abro los ojos, el color verdoso domina el paisaje. Están por todos lados, ideas grandes y pequeñas pasan rozándome los brazos con sus escamas, mordiéndome las yemas de los dedos, me acarician las piernas con sus caparazones, me asombro con su agilidad para navegar, quisiera atrapar una, pero pasan tan rápido que no alcanzo a apuntarlas en mi libreta.

Salgo a la superficie para respirar oxigeno antes de regresar para maravillarme con la fauna infinita. Veo una idea enorme cerca de una cueva, esta desprevenida, intento atraparla, pero mis brazos son torpes y pesados mientras estoy en el agua, y la presa se escapa. No obstante, cuando la idea se fue, confeccionó un coleteo violento que descubre entre la arena del fondo, una moneda de plata, negra casi por completo, la tomo en un puño y me regreso a la orilla.

Estando ahí, limpio el oxido y examino la pieza de metal, calculo su valor y, la guardo en mi bolsillo. No tiene un valor mayor de lo que pudiera costar un filete mediano en un restaurante. Sin embargo, sonrío a mi suerte, destapo una cerveza y preparo una lombriz nueva para mi anzuelo.