Había esperado aquel día por más de un siglo; al fin se reuniría con su amor eterno. Pero olvidó las monedas del barquero y con su carne podrida, se quedó en el limbo de las almas de cera. Dicen algunos que aún su velo y su ramo bailan en las aguas del Arqueronte.
Imagen: Pixabay
👏👏👏
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👌🏾😊
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Si se quiere entrar en honduras, tal vez, por mucho que se quieran dos personas, no sean almas gemelas. Al final, el destino es el que decide. Es fantástico el relato.
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Gracias por tus bondadosas palabras, amiga bella. Me alegra mucho de que te guste🥰🥰
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