Caímos en la inocentada
de entregarnos el alma,
pensando que éramos
sinceros, sin saber
que estábamos fingiendo.
Fuimos víctimas del
negro humor del destino,
ese que juntó nuestros
caminos.
Que jugó a que creyésemos
que éramos uno.
Fuimos víctimas del humor
más inoportuno.
Dos almas que necesitaban
unas caricias, unas palabras.
Dos almas que buscaban y
que se pensaron encontradas.
Dos almas víctimas de una
inocentada.
Fenomenal. Me encantó el último verso «Dos almas víctimas de una
inocentada.»..y el título, genial!!!👏👏👏
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MUCHAS GRACIAS!!!!☺️☺️☺️☺️
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A ti, por escribir, siempre 🥰🥰🥰
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Qué ingenio más bueno con estos versos.
Un abrazo🌹
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Gracias!!!☺️☺️☺️☺️
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