¿Salto o no salto?

Ya no me miro en los espejos

siempre me dieron pavor

los corazones incapaces de amar,

se refleja en los ojos.

Ya no cuento hasta tres antes de saltar,

salto o no salto

y, las consecuencias, llegarán o no;

dejé de pararme a pensar en ellas.

Ahora deslizo pensamientos felices

como soberanos sustitutos

de los consabidos autorreproches

y visto mi sonrisa de azul

contemplando el mar de muchos

que lo consideramos tanto.

¿Mañana?

Esa palabra cargada de promesas

imposibles de cumplir sin juramento;

quizás ya esté muerto

incluso antes de nacer

en nuestros pensamientos.

Mañana…

lo mismo ya marché al otro barrio

con la frente alta

y la lengua repleta de palabras

que languidecieron tras cada

escenario que monté

en personajes sin carne ni hueso.

Ese mañana del que tanto hablé,

es hoy,

porque las cuchillas del tiempo

se abren camino,

lo quieras o no,

para clarear tu cabello

y planchar las arrugas del alma.

Ese mañana, que ya es hoy,

nunca será como imaginaba.

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