Revista digital submarino de hojalata
Ya comprendí que los silencios vuelven a ser silencios.
Que las flores mueren en mi regazo
aunque parezcan haber florecido.
Que el dolor enseñorea su risa de perdulario
en la apacible consciencia.
Puedo extender el brazo
para señalar la amplitud y variedad del escenario,
distinguir las máscaras
aplastadas contra la pared
u ocultas en el armario.
Puedo incluso ir a la caza de nuevas sensaciones
usando como red
mi cuerpo desnudo y transparente
tras la túnica del deseo.
Ya entendí la ruin falacia
que se escondía detrás de mi felicidad soñada
y ahora asoman los alambres,
el óxido, la intemperie.
Me aparto el pelo,
escudriño la frente,
descubro arrugas
escritas como en un plano donde se muestran los accidentes geográficos
de mi mente.
Ya desenterré de la memoria
ardiendo huecos,
arañando rostros con las uñas del recuerdo.
Y lagrimeando arena.
Y soplando barro.
Y acariciando mármol con las yemas ajadas.
Ya exhumé el viejo cadáver:
aquella chica de veinte años Enamorada.
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Muy bien escrito. Llegas a recovecos de los sentimientos que muy pocos pueden llegar a conocer. 👏👏👏
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Gracias, Olga. Ese intento de palpar los sentimientos intrínsecos en la poesía se lo debo a un viejo amigo poéta. 🙂 Gracias por leer.
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Excelente poema.
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Me ha encantado. Es el primer poema que leo tuyo y me ha sorprendido mucho. Ya te he dicho en más de una ocasión que eres «comodín» = versátil en cuanto a escritura.
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